27 mayo 2009

Corea del Norte sube el tono y apela a la soberanía para dejar abierta la puerta a la guerra


El Gobierno de Corea del Norte continúa su escalada de gestos amenazantes; gestos que pueden ser interpretados más como un juego de presiones a favor de una salida negociada al conflicto que como una voluntad explícita de iniciar un conflicto armado en la región. Pyongyang anunció el pasado miércoles que atacaría Corea del Sur después de que Seúl se uniera al plan de Estados Unidos para inspeccionar embarcaciones sospechosas de transportar equipos para armas de destrucción masiva, y que anunciara su futura unión a la Iniciativa de Proliferación de Seguridad liderada por Estados Unidos, lanzada bajo la administración de George W. Bush dentro de su "guerra contra el terror".
Por su parte, el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) está analizando formas de sancionar a Corea del Norte por la prueba misilísticas del pasado lunes, denunciada en general como una gran amenaza a la estabilidad regional y que acerca al aislado país a tener una bomba nuclear fiable.
"Cualquier acto hostil contra nuestras embarcaciones pacíficas, como registro e incautación, será considerado una violación imperdonable de nuestra soberanía y responderemos inmediatamente con un potente ataque militar", dijo un portavoz del Ejército norcoreano citado por la agencia oficial KCNA.
Como suele ser los problemas no son solo militares. Las acciones de Seúl cerraron a la baja en las pasadas jornadas. El principal índice ha caído un 3% y el won se esta depreciando.
Los últimos antecedentes bélicos entre ambas Coreas datan de 1999 y 2002 cuando se libraron dos enfrentamientos navales con víctimas mortales cerca de una disputada frontera marítima en su costa occidental. Corea del Norte amenazó el pasado año con atacar embarcaciones surcoreanas en esas aguas.
Según otras versiones, la escalada bélica norcoreana está relacionada con la sucesión del líder Kim Jong-il, quien quiere ser reemplazado al mando por uno de sus hijos. Se trataría entonces del tercer líder de la dinastía comunista Kim.

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